Compartimos la entrevista de Graziella Melina en el periódico Avvenire con el nuevo superior de la Orden P. Pedro Tramontin.
Desde el comienzo y en particular hoy, deseamos ser “hospitales de campaña”
Después de la audiencia del Papa Francisco el pasado lunes 16 de mayo en ocasión del Capítulo General de la Orden Ministros de los Enfermos el padre Pedro Tramontin de 55 años, brasileño, nuevo Superior General de los Religiosos Camilos, reflexiona sobre profecía camiliana: “el enfermo siempre en el centro de nuestros proyectos, en la plena valorización de la dignidad del ser humano”
¿Cómo se traduce en concreto las palabras que os ha dirigido el Papa Francisco?
Nosotros los religiosos Camilos consientes que en la actualidad la salud es un bien comercial, nos empeñamos en promover iniciativas para crear un mayor acceso a los servicios sanitarios y de cuidado en favor de los enfermos más pobres.
¿Qué dice vuestro carisma hoy?
Nuestro cuarto voto esboza la tarea y el objetivo del carisma: “Asistir a los enfermos, aunque con peligro de la propia vida”. En el modelo de Jesús, Buen Samaritano, en la imitación de la herencia profética de San Camilo nosotros nos empeñamos en poner al enfermo al centro de cada uno de nuestros proyectos, en el pleno valor de la dignidad del ser humano, sobre todo aquellos más frágiles, conscientes que los derechos de los débiles son los derechos que merecen nuestro esfuerzo. Implica que lo que el Papa Francisco nos está enseñando “Una Iglesia en Salida”. Para nosotros como religiosos camilos se traduce en el salir de nosotros mismos para ir al encuentro del hermano que está viviendo la estación de la enfermedad. Desde el comienzo y en particular hoy deseamos simplemente ser “Hospital de campaña” para las heridas de una sociedad más pobre y sola.
¿Cómo lleváis adelante esta tarea en el mundo de la Salud?
Nuestro esfuerzo en la actualidad en el mundo de la salud requiere la oferta de servicios variados que cuenten con las exigencias locales. También en el uso de la moderna tecnología debe ser siempre acompañado desde un serio esfuerzo de “ciencia y conciencia” para crecer en “competencia y compasión” para que el aporte técnico tenga como fin la humanización del mundo de la salud, en beneficio del enfermo y el desarrollo de los trabajadores de la salud. Este comporta flexibilidad, capacidad de abandonar los modelos que ya no sirven a las necesidades actuales, y disponibilidad al diálogo intercultural e interreligioso. En los países en vía de desarrollo, en los cuales la Orden está creciendo con fuerza y en donde la realidad es particularmente relevante en los contextos en los cuales los cristianos son una minoría. Conscientes de los muchos desafíos en el campo ético y bioético la Orden adopta una actitud de colaboración con entidades religiosas y laicas, sin alejarse de la propia misión: El enfermo al centro.
¿Con que distinciones?
La primordial excelencia es la fidelidad a nuestro carisma institucional: el enfermo. Esto se realiza con una serie de intervenciones. En espíritu de continuidad con los Mártires de la Caridad nos empeñamos en la oferta de respuestas que en situaciones de calamidad y de epidemias vayan más allá del ofrecimiento de bienes de subsistencia, y se esfuercen en involucrar las víctimas siendo tutores de resiliencia.
A través de diferentes Centros de Pastoral de la Salud a nivel mundial estamos involucrados en la formación de los agentes, en grado de acompañar a los enfermos en el difícil proceso de aceptación de la enfermedad.
En muchos países estamos empeñados en ofrecer respuestas en favor de aquellos enfermos, en las que su situación y condición no están considerados en la planificación sanitaria nacional complicando la realidad en estos casos. mucho. en este caso, muchas intervenciones se realizan siendo la voz que los que no tienen voz