El pasado 24 de junio, los religiosos camilos de España celebramos con gran alegría las Bodas de Diamante del sacerdocio del Padre Dionisio Manso, de la comunidad de San Pere de Ribes. Este hito conmemora los 60 años del Padre Dionisio como religioso y sacerdote, dedicados al servicio de los enfermos.
El Padre Dionisio celebró este significativo aniversario en el Hospital Virgen del Rocío, donde sirvió durante 38 años. Su compromiso y dedicación a la atención de los enfermos han sido un ejemplo de entrega y vocación al servicio de Cristo presente en los más necesitados.
Para conmemorar esta ocasión tan especial, queremos compartir un video con imágenes del Padre Dionisio y su testimonio como capellán, compartido en una reunión de capellanes a quienes cariñosamente llama «viejos roqueros de la pastoral de la salud» . Este material resalta su vida de servicio y dedicación, reflejando su incansable labor y su profundo amor por aquellos a quienes ha atendido a lo largo de su ministerio.
TESTIMONIO EL MAESTRO DE MI VIDA (Enfermo)
Uno, dos, tres, y muchísimos más, han sido los enfermos hospitalizados, maestros de mi vida, los que, durante más de 45 años de mi sacerdocio, me han ido enseñando y transformando mi identidad sacerdotal-camiliana. Con ellos y de ellos aprendí a cómo quieren ser ellos tratados y acompañados. Sin la escucha humilde, sin dejarme interpelar por sus preguntas y cuestiones no hubiese llegado a ser capellán de enfermos y del ambiente hospitalario. Cuántos testimonios cristianos vividos; a cuántos agnósticos escuchados e interpelados por ellos, sin respuestas, sin qué decir. Todos los enfermos me han madurado a ser camilo, ellos me enseñaron a ser camilo, más que la propia lectura de la Constitución de los Ministros de los Enfermos. A ellos les debo el ser lo que soy ahora. Sigo estando enamorado de los enfermos. Ellos me enamoran, todavía. El día que no me ría con ellos, es un día perdido, así se lo digo, y se ríen. Basta.
EL HOSPITAL, MI PARROQUIA ITINERÁNTE
De las tres Cátedras de la ciudad, la Catedral (culto), Universidad, (cátedra-ciencia), y Hospital, (Cátedra-experiencia viva de Cristo vivo- ciencia-fe-); El hospital es la primera Catedral de la diócesis; la primera Cátedra de la ciudad, no lo dudo. El hospital ha sido para mí mi casa, mi parroquia itinerante que me ha marcado profundamente. Todo ha ido evolucionando; las generaciones de profesionales pasando, todo, «in crescendo», para mejor. Lo religioso, para evaluarlo despacio en otro momento. En este marco hospitalario yo he tenido grandes satisfacciones y grades desconsuelos, desde ser considerado, «persona non grata» a la Institución, (por defender públicamente los derechos de los enfermos), hasta darme dos Placas de agradecimiento por el buen servicio prestado a los enfermos en general y a los enfermos «trasplantados de hígado», en particular. Siento dolor, porque la Iglesia no considere el hospital como areópago privilegiado de evangelización.
EL EQUIPO NACIONAL DE PASTORAL DE LA SALUD.
El Equipo, nacido en Aguadulce y pilotado por la dulzura y maestría de nuestro querido Rude, es el que proyectó grandes inicios y proyectos a realizar en la pastoral de la salud en España. Cuántos viajes; cuántos papeles, cuántos borradores, cuántos entusiasmos e ilusiones. Sin Equipo, no somos nada ni nadie. El Equipo nació, creció, se desarrolló, maduró; nos sentíamos a gusto y contentos porque las ideas y proyectos salían adelante. Había dos pilotos que animaban muy bien: Osés y Rude. Otros, atrás, empujaban y empujaban. Los frutos de las Regiones sabían a gloria y más a gloria compartida. Eso sí, nos daba, también, mucha fuerza. Hasta los «ideólogos» de la Pastoral de la Salud disfrutaban de nuestras formas de decir, participar y disfrutar. El Congreso Nacional fue posible gracias a muchas etapas previas, culmen de un período y partida para nuevos puertos en el Mundo de la Salud.
Yo ahora, desde el hospital, añoro el Equipo Nacional de Pastoral de la Salud, o, porque estoy vivo y me falta algo, o, porque no asumo mi etapa de envejecimiento, y no acepto el pasado que ya no me pertenece.
Me agrada encontrar con mis “Viejos antiguos amigos roqueros de la pastoral de la salud”.
Dioni