Las consecuencias de la llamada «fatiga pandémica» se hacen notar en nuestra sociedad y de forma notoria en las personas que se dedican al cuidado del que sufre. Una manera de hacerle frente es mirar con los ojos de Cristo el sufrimiento.
La revista Eclesia recoge el testimonio Cesar Cid, José Carlos Bermejo, Virginia Cagigal e Ignacio Ortiz; que dedican su vida al cuidado del que sufre y a humanizar los lugares de dolor. Especialmente en esta pandemia, han estado en primera línea acompañando y sosteniendo el sufrimiento de tantos sobre los que han impactado las consecuencias de la COVID-19. Su mirada y sus manos se han posado sobre personas que sufren en unidades de cuidados paliativos, en residencias de personas mayores dependientes, ante la salud mental y en hospitales de campaña desde los que se afronta la pandemia.
En su experiencia coinciden en la bondad de mirar con compasión y tomar conciencia de que; la presencia de Dios en el sufrimiento nos sostiene y alienta para perseverar y cultivar la esperanza en tales circunstancias. El ejemplo del trato de Cristo a los enfermos y sufrientes es el reto para el cristiano de este tiempo, unas manos que sostienen y animan.
Os invitamos a leer esta recopilación de testimonios y meditar con ella este viernes de cuaresma palabras como las de José Carlos, tan ligadas al carisma camiliano.
«No es el sufrimiento quien tiene la última palabra, sino el amor que genera servicio y atención reciproca. Hay un cielo en el cuidarse, que construimos a pedazo».
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