La Orden de Ministros de los Enfermos (Religiosos camilos) se prepara para conmemorar la Fiesta de «María, Salud de los Enfermos» mañana 16 de noviembre. Esta celebración reviste una importancia significativa tanto para los enfermos como para aquellos que dedican sus esfuerzos a cuidar de ellos. La festividad destaca el compromiso de la orden en la asistencia a quienes sufren y, siguiendo el ejemplo de san Camilo, rinde profundo homenaje a la Virgen María, invocándola específicamente como «Salud de los enfermos».
En el marco de esta celebración, la oficina de comunicación de la Orden ha preparado una exposición detallada de la historia de este icónico símbolo, tan arraigado en la vida de nuestro Instituto
La historia de la imagen de la Virgen de la Salud
El 15 de mayo de 1616, falleció en Montecitorio, a pocos pasos de la iglesia de la Maddalena, la señora Settimia De Nobili, esposa del Sr. Giovanni Paganelli, ciudadano romano.
La noble dama había sido atendida en su enfermedad por el padre Cesare Simonio, ferviente Ministro de los Enfermos, formado en la escuela de San Camilo, a quien le tenía un cariño especial por su gran amor hacia los enfermos y la Virgen María. El P. Simonio también actuaba como rector de la iglesia de la Maddalena, pero su tarea principal era la asistencia a los moribundos en sus hogares.
La señora Settimia tenía en gran veneración, en una de las habitaciones de su casa, el cuadro de la Virgen. No se dice cuándo ni cómo lo había obtenido, pero durante su larga enfermedad, la piadosa dama encontraba su mayor consuelo orando continuamente bajo la mirada de la devota imagen.
El padre Simonio, llamado a visitar a la enferma para confesarla y confortarla, quedó prendado de gran admiración y devoción por la hermosa pintura, expresando al final su opinión y deseo de colocarla, cuando fuera, en veneración pública en la iglesia de la Maddalena.
La señora dijo estar dispuesta a ceder la imagen, pero solo después de su muerte.
Es verosímil, y aquí la historia documentada cede el lugar a la tradición y a la fácil interpretación del cronista, que el P. Simonio preguntara acerca de ese cuadro. Así se enteró de que la valiosa pintura había sido propiedad de Pío V (1566-1572), quien la había guardado consigo, en sus habitaciones en el Vaticano. En consecuencia, comenzó a pensarse y decirse que la misma imagen era aquella frente a la cual el santo Pontífice, orando, habría conocido el resultado de la victoria de Lepanto (7 de octubre de 1571).
No obstante, es probable que al tratarse de un motivo o sujeto (la Virgen de S. Lucas) ampliamente difundido, la tradición esté más vinculada a San Pío V que, de manera determinada y con certeza fundamentada, a esta u otras copias.
La historia retoma con seguridad su curso desde el día en que la imagen fue encomendada a la iglesia de la Maddalena y a los religiosos de San Camilo.
Mediante un acto notarial del 19 de febrero de 1614, la señora Settimia De Nobili dispone dejar, a su muerte, a la iglesia de la Maddalena de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos, el cuadro de la Virgen con el Niño Jesús en el brazo izquierdo. La devota imagen, según se estableció, debía entregarse a los Padres antes de los funerales de la misma donante.
La señora Settimia falleció el 25 de mayo de 1616, asistida hasta su último aliento por el P. Cesare Simonio. Al día siguiente, en cumplimiento de sus disposiciones, el cuadro de la Madonna fue llevado a la iglesia de la Maddalena y colocado en el altar mayor.