Después de varios meses de trabajos continuos ha concluido las obras de remodelación de la casa de la comunidad de Sevilla de los Religiosos Camilos. Este proyecto comenzó su andadura el 23 de enero de 2017 y ha tenido como finalidad favorecer espacios de humanización y de encuentro con la creación de aulas de formación y espacios para el Centro de escucha, un lugar soñado con cariño para acompañar en el sufrimiento, particularmente en el duelo.
Compartimos en camilos.es algunos trazos del mensaje del Delegado General de los religiosos camilos en España el Hno. José Carlos Bermejo:
«El deseo de renovación de la Casa de Sevilla se arrastra desde 2006, cuando se empezó a hacer un estudio para ver si se podía destinar para un Centro Asistencial. En 2012 se abandonó la idea, siendo Superior Provincial el p. Francisco Alvarez.
Desde entonces, el anterior Consejo Provincial y el actual, han tenido un diálogo con la comunidad para valorar alternativas de reforma. En la Reunión Abierta celebrada en marzo de 2015, una amplísima mayoría (86%) se inclinaba por “mejorar las actuales instalaciones del Centro de Escucha, Atención a domicilio, Aula de formación abierta y referente para la Familia Camiliana”.
En julio de 2018 se dan por concluidas las obras, habiendo dejado como resultado una intervención que ha consistido en: cambio del saneamiento (a causa de las humedades), de las instalaciones de agua corriente, luz, aire acondicionado, y calefacción; refuerzo de la estructura, particularmente la horizontal de cada planta, construcción de pared con vecino donde no la había y redistribución de los espacios en función de las necesidades, ampliando zona para lavadero.
El estilo que se ha querido seguir ha sido funcional, sin barreras arquitectónicas, respetuoso de los elementos más nobles del edificio, creativo en detalles decorativos que evocan la categoría “corazón” (con frases bíblicas en el hall y la nueva escalera), así como referentes importantes de la vida de San Camilo (con frases suyas y nombres de lugares en la primera planta), y palabras que invitan al cultivo de los valores (en la segunda planta).
Un agradecimiento grande hay que expresarlo a la Comunidad, que ha vivido en el mismo edificio mientras se realizaban las obras, atravesando las normales incomodidades del proceso. Igualmente a la Provincia en general, que ha apoyado el proyecto con fondos propios, y que revertirá en una vida digna de los religiosos y un ministerio hermoso.
En efecto, “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”.
Ahora se trata de hacer de este espacio un lugar donde habite el Señor, especialmente en los corazones de los miembros de la comunidad, que aún tienen el desafío de vivir como operarios de la viña del Señor, como religiosos camilos. Así también, confío que la planta destinada a servicios, sea lugar donde la acogida del sufrimiento y la formación de agentes de la salud y voluntarios, contribuyan a construir un mundo más alineado con los valores del Evangelio.
José Carlos Bermejo