México continúa su formación en duelo

Del 29 de octubre al 3 de noviembre José Carlos Bermejo, Delegado General de los religiosos Camilos en España y Consuelo Santamaría, profesora del Centro de Humanización de la Salud realizarán diferentes actividades formativas sobre duelo en México en colaboración con el centro de Formación San Camilo de México dirigido por el P. Silvio Marinelli, también de los religiosos Camilos.

Las actividades formativas comenzarán el día Lunes 29 Octubre de 16:00 a 19:00 horas, con un ciclo de conferencias en la Auditorio de la Universidad Pontificia de México. Allí José Carlos Impartirá una conferencia sobre “Crecer en el duelo, resiliencia”. Por su parte Consuelo Santamaría ofrecerá unos recursos para “Saber dialogar de la muerte con los pequeños”. La actividad se concluirá con la intervención del p. Silvio Marinelli con la conferencia Integrar las emociones al proceso de duelo.

El día martes 30 de octubre, la formación en duelo continuará en Hermosillo, donde José Carlos y Consuelo participan de la II Jornada sobre duelo, organizada por la Pastoral de duelo de la Arquidiócesis de Hermosillo.

Finalmente los días 2 y 3 de noviembre se realizará en la sede de la Universidad Marista de Guadalajara el III Congreso sobre duelo: “Consecuencia de la violencia en México”, cuyo objetivo es presentar a los asistentes un análisis del contexto actual del país en la perspectiva del acompañamiento en el duelo para favorecer la resiliencia personal ante el duelo tratado como un fenómeno social como consecuencia de la violencia en México.

En este III Congreso, José Carlos Bermejo impartirá una conferencia sobre “Duelos y acompañamiento complicados”, mientras que la profesora Consuelo Santamaría impartirá un taller sobre intervención en duelo en niños.

Los participantes disfrutarán así de la experiencia y tradición camilianas de más de 400 años al servicio de los más frágiles y vulnerables, y la expertía del CEHS en duelo, Centro de referencia desde hace casi 30 años y germen del Centro de Escucha San Camilo donde se ha forjado el primer Máster en intervención en duelo y pérdidas en España y las habituales jornadas sobre duelo que este año llegan a su XIV edición los días 14 y 15 de noviembre en el Centro San Camilo.

Estrenamos nuevo vídeo institucional San Camilo

Los religiosos Camilos de la provincia Española transformamos la misión en obras desde la creación del Centro San Camilo de Tres Cantos.

Desde su fundación los religiosos hemos caminado junto a los trabajadores y voluntarios en la puesta en acción del carisma camiliano siguiendo los pasos de San Camilo de Lellis, nuestro fundador. Para que esto sea la prioridad, a la entrada del Centro podemos encontrar la frase “Más corazón en las manos” dicha por san Camilo que cada día nos recuerda la actitud a la que nos vinculamos en nuestro quehacer diario.

Ese ha sido siempre nuestro deseo, cuidar a personas enfermas, personas al final de la vida o personas que sufren desde la mirada misericordiosa y sanadora de Jesús de Nazaret, ofreciendo un cuidado integral que restaure sea capaz de restaurar de forma auténtica la salud.

Nuestra vocación puesta al servicio del que sufre nos lleva a concretar la misión de nuestro fundador, él reconocía que para cuidar había que enseñar a cuidar, y nosotros tomamos nota de ello. Nuestras actividades formativas están orientadas a capacitar a las personas con vocación de cuidado para que su acción sea de la mayor calidad técnica y humana generando así una corriente transformadora de humanización de la salud.

En nuestro Centro Asistencia en el que cuidamos, se ponen en práctica las “lecciones aprendidas” que nos ayudan a mirar y acercarnos al que sufre con una sensibilidad especial que brota de la semilla del evangelio. Cuidando no solo a la persona sino también a su familia, intentando tener en cuenta hasta el más mínimo detalle para que se sientan reconocidos, queridos y acompañados en procesos muchas veces de gran dificultad.

Agradecemos el trabajo, esfuerzo y responsabilidad diaria con la que todos los profesionales y voluntarios ayudan cada día a construir y hacer de San Camilo el centro referente que hoy es, haciendo que cada día  cuidemos con “Más corazón en las manos”.

¿Quieres formarte en el acompañamiento de las personas?

El Centro de Humanización de la Salud, de los Religiosos Camilos, abre las inscripciones para la formación de posgrado para el nuevo curso 2018-2019 que comenzará el próximo mes de octubre. Seis líneas de posgrados universitarios (3 mástes, 1 universitario) dirigidos por José Carlos Bermejo.

Te invitamos a informarte sobre las siguientes actividades que ofrece el centro junto con la Fundación Pere Tarrés perteneciente a la Universidad Ramon Llull en Barcelona

Esta propuesta de formación se dirige prioritariamente a profesionales que trabajan en los servicios sociales, sanitarios o sociosanitarios (auxiliares de enfermería, técnicos de atención sociosanitaria, trabajadores sociales, psicólogos, médicos,…) y que quieren adquirir conocimientos y destrezas para que su actividad tenga una impronta humanizadora.

Una metodología muy especial, vinculando teoría y prácticas, supervisión y ejercicios en cámara Gesell, hacen de esta formación una posibilidad única de desarrollo personal y profesional. Más información en 918060696.

 

Campo de verano en San Camilo

Del pasado lunes 16 al sábado 21 de julio un grupo de doce chicos y chicas junto con dos coordinadores de la institución La Salle de Asturias, están participando de una semana de servicio a personas mayores dependientes y que se encuentran al final de la vida en el Centro San Camilo de Tres Cantos (Madrid).

En esta actividad colaboran los religiosos camilos el P. Carlos Mejía, responsable de la pastoral juvenil y vocacional de la Provincia, y el P. Franklin. Igualmente para favorecer la experiencia de esta semana se cuenta con el apoyo de los trabajadores del centro San Camilo.

La actividad comenzó el pasado lunes con una formación sobre Acompañamiento Compasivo impartida por Xabier Azkoitia, responsable del Servicio de Atención espiritual, seguido de una visita por las instalaciones del Centro.

Del martes al próximo viernes el grupo participara de actividades de animación y de acompañamiento compasivo con los residentes. Igualmente el grupo tendrá espacios de reflexión y de trabajo conjunto con el propósito de favorecer la integración y el conocimiento.

La actividad concluirá el próximo sábado con una evaluación de la experiencia vivida.

14 de julio fiesta de San Camilo

Hoy 14 de julio la Iglesia y la Orden de Ministros de los Enfermos (Religiosos Camilos) celebran  la fiesta de San Camilo, fundador de la Orden de Ministros de los EnfermosReligiosos, patrono de los enfermos y trabajadores del mundo de la salud.

Con motivo de esta celebración José Carlos Bermejo Delegado general de los religiosos Camilos en España, presenta algunos aspectos del final de la vida de Camilo, aspectos provocadores para humanizar el proceso de vivir el morir de manera apropiada.

La muerte de Camilo tuvo lugar en Roma, a los 64 años, en la casa de La Maddalena, que aún hoy se conserva como casa generalicia de la Orden.

El proceso final de Camilo no fue de unos días… Camilo se sintió particularmente débil unos meses antes, no pudiendo ir al hospital como los demás (como cuidador) y sintiendo envidia: “Dichosos vosotros, que habéis estado en aquella santa viña, sirviendo a los pobres enfermos”, les decía a sus compañeros que iban al hospital, al que él llamaba viña.

Un día de su última primavera en que el médico le dejó salir de la casa de la Maddalena, donde él tenía certeza de morir, pidió al carrocero que se dirigiera hacia el hospital del Espíritu Santo, que para él era el jardín donde se respira el aire que solo hay en el paraíso. Allí entró con ayuda de dos religiosos y conversó con los enfermos a los que les dio su bendición y expresó su deseo de estar siempre con ellos. Sentía una particular “atracción” hacia el hospital. Decía que tenía imán para él.

Fue el 1 de mayo cuando mandó llamar al Prefecto de la Casa y le preguntó si había traído ya el Óleo Santo nuevo, pidiendo que lo hicieran porque sería necesario para su Unción. Se hizo una reunión de médicos en su presencia y, después de escucharles a todos, se pronosticó su muerte, diciendo: “Sí, señores, yo he seguido muchos tratamientos, tanto en Nápoles como en Génova, y aquí en Roma, y no mejoro, por lo que concluyo que hay aquí escondido algún secreto de Dios, y quién sabe si quiere que padezca alguna cosa por su amor; y ¿cuándo hemos de hacer algo bueno por la Eternidad, si no es al final de la vida?”.

Al día siguiente también le dijeron que los médicos consideraban que si bien la enfermedad podía alargarse tiempo, no escaparía de ella. A la pregunta del Superior sobre cómo lo vivía, él dijo que bien y alegremente, porque había tenido la Buena Noticia de que pronto haría el viaje al Paraíso. “¿Por qué no he de estar alegre siendo esta la mejor noticia que yo podía tener? Ya no me preocupa más que Dios me conceda un pequeño rinconcito en el Paraíso. Tampoco me preocupa la Orden porque Dios enviará otros hombres. Ya hace seis años que dejé el generalato para cuidar de mi alma y disponerme para la muerte”.

Durante los últimos meses, Camilo mendigaba apoyo espiritual al estilo de la época, solicitando que celebrase por él la Eucaristía e hicieran oraciones. Le visitaban y buscaban su bendición y su intercesión, así como el deseo de conservar algo suyo simbólicamente.

Camilo tuvo la posibilidad, en las últimas semanas de su vida, de despedirse por escrito con una Carta Testamento con algunas recomendaciones. En esta Carta Testamento, son claras las preocupaciones de Camilo al final de su vida y los deseos de morir cerrando el círculo biográfico. Con conciencia de continuidad para sí mismo en manos de Dios y de continuidad para la Orden, pide comunión espiritual, transmite su deseo de fidelidad en la pobreza y en la misión de la Orden de servir a los enfermos, así como expresa su deseo de que no se malogre la identidad hecha de religiosos sacerdotes y laicos, con su particular originalidad. Una herencia hermosa de un hombre apasionadamente entregado a la humanización del mundo del sufrimiento y conocedor de las vulnerabilidades de los religiosos y de la misma condición humana.

Su preocupación por la Orden le lleva a decir que esta “pobre planta” podría ser “destruida y aniquilada”, más que por la guerra externa, por la acción tortuosa de algunos religiosos que dejarán que engañen “su mente disfrazándose de bien pero buscando, en realidad, desviar y alterar nuestro santo Instituto”». Para él, los Ministros de los Enfermos deben ser siempre Ministros de los Enfermos. Vio amenazas de manera particular cuando se empezaron a tener iglesias propias y sacerdotes que podían preferir actividades eclesiásticas, en lugar de servicio a los enfermos. Tan delicada pudo ser la situación que el mismo Cicatelli, en su vida manuscrita del padre Camilo, escribe amargamente: «De la multitud nacía una confusión grandísima; y la mucha mala hierba sofocaba la poca buena que había».

Después del 20 de junio de 1614, escribió dos cartas: una firmada por él y dictada, y la otra escrita por él mismo, el 5 de julio.

La que firma, es dirigida al p. Agostino Grossi, superior de 5 casas que había en Nápoles, con un centenar de religiosos. Camilo es muy incisivo, y con amargura y pena pregunta si ha recibido la carta que le mandó para todos los padres y hermanos y si la ha leído en presencia de todos. Lo justifica diciendo que está peor y quiere a toda costa que esa carta sea leída por todos.

Camilo se sentirá peor y solicitará insistentemente la celebración de la Unción y el Viático, para lo cual se hará presente en su lecho de muerte el Cardenal Ginnasio Protector.

En los últimos días, ordenó que pintaran un cuadro, concretamente que se pintase un Cristo muerto en la cruz, y en la parte superior el Padre eterno, y el Espíritu Santo en forma de paloma en los lados, llenos de la sangre derramada por Jesús; y al pie de la cruz, María orando por Camilo.

El 6 de julio hizo que todos los padres y hermanos se sentaran, y habiendo pedido licencia al Padre General para decir algunas palabras, les exhortó a todos a la observancia del Instituto, en particular a la fervorosa caridad con los enfermos, a la unión y caridad entre sí mismos, a la pureza del corazón y del cuerpo, a la pobreza, obediencia y humildad, que no perdiesen el ánimo por las grandes borrascas y persecuciones que había vivido la Orden, porque todos los principios eran dificultosos. Al fin, derramando muchas lágrimas, según su biógrafo Sancio Cicatelli, dijo: “Padres y hermanos míos, yo pido misericordia a Dios, y después demando perdón al Padre General y a todos los demás, de cualquier mal ejemplo que les haya dado en el pasado, asegurándoles que más ha procedido de mi poco saber, que de mala voluntad”. Y a todos, presentes y ausentes, les dio la bendición.

A continuación, el Padre General y los presentes le pidieron perdón y se despidieron entre lágrimas, besándole las manos.

A las visitas que recibió después, aunque principales, les dio este recado: “Por mi amor que me excuséis con estos señores, que yo he ya recibido el Santo Óleo y me quiero retirar un poco dentro de mí mismo”. El padre Marcelo Manfio le dijo a Camilo: “Padre, estos señores vienen por consuelo de sus almas, vuestra Paternidad los admita, que irán desconsolados por no verle”. Respondió Camilo: “¡Qué quieren ver, sino un cuerpo casi corrompido, postrado en una cama, como un cadáver; si esto desean, vayan a los hospitales, allí hagan obras de caridad y consuelen los enfermos, y no quieran hablar al primero en los perversos hombres del mundo! Además, padre Marcelo, que una vez sola se muere, y yo debo procurar morir bien”.

Le trajeron el cuadro que había encargado, pero el confesor había hecho pintar al mismo padre Camilo arrodillado ante la cruz, junto a la Virgen. Camilo exclamó: “Señor, vos sabéis que no ha sido esta mi intención; pero como habéis querido que me pongan debajo de vuestros pies, y de la protección de vuestra Santísima Madre, sea para que yo espere más misericordia, y que me caiga alguna gota de vuestra sangre, que con abundancia me purifique” . Quiso acomodar el cuadro en lugar donde le pudiese ver para meditar el misterio que representaba, como hiciera San Agustín con los Salmos Penitenciales.

Le pidió al enfermero que cuando se muriese, que le repitiese palabras de esperanza hasta cuarto de hora después de muerto.

Según sus escritos, el 10 de julio Camilo confirma su Testamento espiritual que pediría que se lo pusieran al cuello después de muerto. Al demonio tentador le deja Camilo “todos los pecados y todas las ofensas que he cometido contra Dios”; al mundo, “todas las vanidades”; a Jesús, “mi alma”; a San Miguel Arcángel, “todo el intelecto”; a María Virgen y Madre, “mi voluntad”; y de nuevo a Jesús crucificado, in extremis, “todo mi ser, en alma y cuerpo”.

La mañana del domingo 13 de julio le dijo a un padre que le velaba: “No sé si estos padres han pensado ya en las cosas necesarias para mi entierro”. Respondió el padre que ya se había hablado de eso. Añadió Camilo: “Advertid que no hay más tiempo que mañana”.

La mañana del 14 de julio, último día de su vida, le visitó de nuevo el Cardenal Ginnasio Protector. Después preguntó qué hora era, al escuchar dar el reloj. Eran las ocho. El dijo “cómo tan tarde, que esta será la última Misa que oiré”. Estaba realmente preocupado por su salvación. Acabada la misa rogó al confesor que no se apartase de su cama por si le viniera a la mente alguna cosa que pudiese confesar.

Al médico, después de agradecerle, le dijo: “Otro médico me espera”. Así pasó algunas horas rodeado de los suyos hasta que, a las 21.30, falleció a los 64 años de edad, 40 años después de su conversión y 28 después de que aprobó su Congregación Sixto V y 20 después de elevada a Orden por el papa Gregorio XIV. Fue enterrado por la noche, por indicación del papa, a la vista del revuelo que se generó en Roma.

 

A la muerte del Fundador , la Orden Ministros de los Enfermos contaba con 299 religiosos, 154 sacerdotes y 145 hermanos, en 17 casas repartidas por casi toda Italia y divididas en 5 provincias .

Hoy, al celebrar el recuerdo de aquel 14 de julio de 1614, podemos quedarnos con algunas de sus bendiciones, como la del 10 de julio de 1614: «Con esto acabo, enviando a todos (en cuanto me es concedido por Dios nuestro Señor, y de su parte) mil bendiciones; no solo a los presentes, sino también a los futuros que sean operarios de esta santa Orden hasta el fin del mundo».

José Carlos Bermejo

Mons. José Cobo y José Carlos Bermejo

En el Centro San Camilo, el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo y José Carlos Bermejo comparten horas de celebración de San Camilo, con mensajes de refuerzo de la creatividad del carisma camiliano en la iglesia de Madrid y de España. Una cultura de la salud con su sano foco espiritual es reclamada por Cobo.

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Homenaje a los 300 Mártires de la caridad.

EL 25 de mayo, fiesta del nacimiento de nuestro Fundador San Camilo de Lelis, celebramos en la Comunidad de Sant Pere de Ribes (Barcelona) el homenaje a los 300 mártires de la caridad.

Participó en la Eucaristía de acción de gracias por nuestros Mártires un buen grupo de voluntarios y otros devotos del Santo, en total unos setenta fieles.
El P. Jesús María Ruiz, que presidió la Eucaristía, recordó que los presentes sentíamos el sano orgullo de pertenecer a la heroica familia de esos 300 Héroes del amor a los enfermos. No importa el hecho de no haberlos conocido en vida.

Lo importante es que compartimos con ellos una pertenencia común. Ellos y nosotros somos hijos del espíritu de San Camilo. A ellos y a nosotros nos impulsa una idéntica misión apostólica: asistir a los enfermos con el mismo amor que una madre siente por su único hijo enfermo. Y tanto los 300 Mártires como nosotros fueron y somos hoy seguidores de Jesús de Nazaret, Buen Samaritano.

Después de la Santa Misa, todos los presentes compartimos también una merienda, ágape familiar y alegre, que acabó con el himno a San Camilo y con un grito vibrante y unánime: ¡¡¡VIVAN NUESTROS MÁRTIRES!!!

Jesús María Ruiz

Celebración de la Fiesta de los Mártires de la Caridad

El próximo 25 de mayo la Orden de Ministros de los Enfermo (Religiosos Camilos celebra con alegría el nacimiento de su Fundador san Camilo, un día también elegido para conmemorar a aquellos religiosos que han entregado su vida al servicio de los más necesitados.

El 12 de febrero de 1994, la Orden de Ministros de los Enfermos instituyó oficialmente como Día de los Religiosos Mártires de la Caridad la fecha del 25 de mayo. Es el día en que conmemoramos el nacimiento de san Camilo de Lellis (25 de mayo de 1550).

El Día de los Religiosos Camilos Mártires de la Caridad cuenta con el mérito de recordar la vida heroica de más de 300 camilos (seminaristas, oblatos, novicios, religiosos hermanos y sacerdotes) que murieron sirviendo a las víctimas en los diversos focos de peste en Italia, España, Hungría y Croacia durante los primeros cuatro siglos de existencia de la Orden. Es un testimonio del ejercicio ejemplar del cuarto voto de los Camilos: servir a los enfermos aun con peligro de la propia vida.

El Gobierno General de la Orden, a través de la fundación Camillian Disaster Service International (CADIS), organización humanitaria de la Orden, recomienda a todas las provincias, delegaciones y comunidades que celebren creativamente la fiesta de los Mártires de la Caridad el 25 de mayo. La conmemoración encontrará momentos especiales en la celebración de la eucaristía, en la oración de la novena y en la recitación semanal de la oración en tiempos de desastres.

Compartimos la carta de invitación del Superior General, p. Léocir Pessini y el Consultor General p. Aris Miranda, y la novena de preparación para la celebración de los mártires de la caridad el próximo 25 de mayo.