06/03/14
El Programa de Atención a la Vida Consagrada atiende 25 enfermerías.
La valoración del servicio por parte de las congregaciones es muy positiva. En la actualidad se está prestando el servicio en 25 centros. El número de religiosos/as dependientes atendidos en esos centros desde este programa es de cerca de 300 y los trabajadores contratados para prestar los servicios son más de 200.
El Programa de Atención a la Vida Consagrada surge como respuesta a la petición de algunas congregaciones religiosas para cuidar de tantos religiosos y religiosas que han dedicado su vida al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Su objetivo es ayudar a las congregaciones a gestionar sus enfermerías, casas y residencias, y cuidar de sus mayores enfermos o en situación de dependencia. La Fundación Hospital Residencia San Camilo, que gestiona este proyecto, aporta el personal asistencial necesario y se responsabiliza de las relaciones laborales y de la gestión del servicio, ofreciendo una atención integral a los religiosos que lo precisen en sus propios lugares de residencia. Para llevar a cabo este proyecto la Fundación cuenta con personas técnica y humanamente muy cualificadas. Los servicios asistenciales más frecuentes que presta son aseo e higiene personal, ayuda en el vestir, en la alimentación, administración de medicación, controles de salud, cuidados sanitarios de enfermería, programas de estimulación, terapia ocupacional, fisioterapia y acompañamiento.
La asistencia sanitaria y asistencial es nuestro principal cometido, aunque también ofrecemos una serie de servicios complementarios como pueden ser la limpieza, recepción, cocina, lavandería y/o mantenimiento. Siempre con el objetivo de facilitar el trabajo de los residentes y ofrecerles una calidad de vida a su altura. El proyecto ha crecido en su dimensión intercongregacional con la creación del Consejo Asesor de Participación en el que están representadas todas las congregaciones implicadas en el proyecto y con la incorporación de dos personas de otros Institutos Religiosos en el Patronato de la Fundación. Un buen signo de comunión eclesial y de solidaridad intercongregacional.