Conmemoramos el legado del beato padre Luiz Tezza.
El 26 de setiembre de 1923, el beato padre Luís Tezza fundador de las Hijas de San Camilo murió en la Casa de Santa María de la Buena Muerte, en Lima. Este sábado los religiosos Camilos celebramos con las Hijas de San Camilo la eucaristía en honor a su vida y obra.
El padre Franklin y el hermano Antonio viajaron desde la comunidad de Tres Cantos de los Religiosos Camilos a la residencia de Santa Marta de Tormes en Salamanca de las Hijas de San Camilo para el evento.
Fruto de esta misión compartida se celebro la eucaristía por la mañana en la que participaron la congregación, residentes y trabajadores, con mucha atención a las medidas de seguridad sanitaria. La celebración fue presidida por el padre Franklin y acompañado del hermano Antonio y el padre capellán de la comunidad don Alfredo religioso dominico.
Rememoramos la vida del beato Luis Tezza resaltando su ejemplo de bondad y fe. La alegría era una de las características de su apostolado y la transmisión del carisma de San Camilo. Tomando como referencia las lecturas del día en la que nos invita a reflexionar sobre lo más vital de la experiencia cristiana, ¿llevamos a cabo nuestra misión/vocación/tarea de cuidar con amor? o nos mueven otros intereses. La alegría del padre Tezza es fruto de ese amor de Dios encarnado.
Tras la celebración todos los participantes compartimos comida y fraternidad para cerrar este entrañable día para la Gran Familia de San Camilo.
Padre Luis Tezza, M.I.
El Padre Luis Tezza nació en Conegliano (Treviso) el 1 de noviembre de 1841. Cuando tenía 15 años entró en la Orden de los religiosos “camilos”.
Además de su atención corporal y espiritual a los enfermos, desempeñó diversos cargos en la Orden: superior provincial en Francia, procurador y vicario general de los camilos en Roma, etc.
A los 59 años es enviado a Perú. Trabajó intensamente en la atención a los enfermos, en el confesonario, como consejero de la Nunciatura Apostólica y de la diócesis.
En Lima, después de 23 años, emprende su camino definitivo hacia Dios el 26 de septiembre de 1923.
Fue beatificado por su santidad el Beato Juan Pablo II el 4 de noviembre de 2001.