25/09/15
Emergencia Ébola: Testimonio de Consuelo Santamaría sobre su segundo viaje a Sierra Leona.
El Centro de Humanización de la Salud y la Camillian Task Force de los Religiosos Camilos continúan con su trabajo de apoyo en en la diócesis de Makeni a través de la formación de agentes de atención psicosocial para intervenir con las victimas del ébola. Consuelo Santamaría nos ofrece estas líneas de su experiencia en su segundo viaje a Sierra Leona:
“No, no quiero dejar de agradecer”.
Después de mi primer viaje a Sierra Leona escribí unas líneas que empezaban así: “No. No quiero olvidar”. Hoy empiezo con estas: “No, no quiero dejar de agradecer”.
Agradecer a los camilos por la oportunidad que me han dado de poder colaborar con ellos en tan precioso proyecto. Agradecer a Dios por la salud y fortaleza que me regala para poder dar respuesta a lo que se me pide, pero sobre todo, agradecer a los sierraleoneses que participaron en la formación para poder llevar el consuelo y la ayuda efectiva en la elaboración de sus duelos a las familias más pobres del país y que han tenido muchas pérdidas por el ébola.
A comienzos del mes de septiembre se llevó a cabo la segunda parte de la formación del programa de respuesta a los afectados por el ébola en la diócesis de Makeni.
Durante el mes de abril, la primera fase de la formación, los participantes adquirieron las destrezas de counselling y relación de ayuda, así como el acompañamiento en duelo, adecuadas para empezar el trabajo de campo. Este trabajo tenía un objetivo concreto, acercarse a las familias más pobres y que tienen un alto sufrimiento personal, emocional, relacional y espiritual provocado por el ébola. Familias con pérdidas significativas a las que hay que acompañar en sus procesos de duelo.
Ahora, en septiembre, fue realmente reconfortante ver como los participantes abordaban cada caso con problemáticas y casuísticas muy difíciles y diferentes. Cada uno de ellos realizó un informe de su intervención, informe que uno a uno leyó y comentó. Esta puesta en común fue realmente productiva y edificante, no solo por ver cómo cada uno de ellos iba solucionando sus problemas, sino cómo utilizaban las estrategias aprendidas. Yo me sentí realmente emocionada y agradecida.
Todos ellos han aprendido y desaprendido y con mayor o menor éxito han tomado conciencia de la importancia de acercarse al que sufre no como el salvador, sino como el acompañante, no como el que tiene la solución de los problemas, sino como el que ayuda a pensar para que el otro sea el actor y autor de la resolución de sus conflictos, no para aconsejar, sino para ayudar a encontrar soluciones.
Desde esta perspectiva humanista de la intervención, los valientes que recorrían las zonas más deprimidas para ayudar a las familias asignadas han sido capaces de revestirse de empatía, aceptación incondicional y autenticidad y han tratado de centrarse, sobre todo en la persona, más que en el problema con el fin de empoderar a las familias. El reto ha sido enorme para todos pero sobre todo para las cuatro mujeres que participaron, por su condición de mujer siendo capaces de romper esquemas culturales.
El encuentro con el dolor, el sufrimiento y las realidades tan complejas con las que se han topado a lo largo del país han sido fuente de aprendizaje para todos, tanto para los participantes como para los que estábamos allí con ellos.
La posibilidad de interactuar, de trabajar en grupo, de exponer sus puntos de vista ha generado debates interesantes. Hay que resaltar el alto grado de participación de todos los componentes del grupo y sobre todo el ansia de aprender que manifestaban y que se detectaba no solo por las preguntas y las intervenciones, sino por la puntualidad en que se iniciaban y acababan las sesiones y el feed-back personal que los participantes nos daban.
El camino de la formación está abierto. El Centro de Humanización, junto con la CTF (Camillian Task Force) ha plantado una semilla, la de la formación y con ella ha generado sueños, el sueño de continuar con el proceso iniciado de una manera organizada, como por ejemplo la creación del centro de escucha San Camilo en Makeni, Porto Loko, Freetwon, etc.
Ha alimentado deseos, el deseo de seguir mejorando, aprendiendo, formándose para hacer bien el bien. Ha desarrollado capacidades de escucha activa, de confrontación compasiva, de manejo de emociones tóxicas, de perdón, entre otras y sobre todo les ha dado la posibilidad de ser ellos mismos los autores de la atención a las familias que más lo necesitan. Gracias a todos ellos. “No, no puedo dejar de agradecer”