11/10/12
XV Jornadas de Familia Camiliana Laica: "Caminando al IV Centenario. Hoy ser buen samaritano"
¡No tengáis miedo!. Eran las palabras que el papa Juan Pablo II pronunciaba con relativa frecuencia en la multitud de viajes que realizó. No tengáis miedo.
Así comenzó nuestro querido “papa” JP de Joan Prats i Mas, dándonos la bienvenida el viernes días 5 con el cuento del rio. Rio que, cuando descubrió que tenía una fuente infinita de agua, lo celebró con todos para liberarles del miedo y tener adquirir la seguridad y libertad necesarias para estar en disposición de poder ayudar y servir a los demás. ¿Cómo podemos tener miedo en un lugar donde sobreabunda el blanco inmaculado de sus casas simbolizando la pureza y la autenticidad junto con el verde de su paisaje transmitiendo esperanza? Ese lugar es Aracena. Lugar maravilloso no sólo por la Gruta que te ayuda a introducirte en las entrañas de la tierra para conocerlas, descubrirlas y sacarlas hacia fuera para que maravillados podamos transmitir eso a los demás. Es un paralelismo idóneo, creo, con el lema de estas Jornadas: Ver, detenerse y actuar.
Además Aracena invita a estar seguros porque si cura y cuida a sus visitantes como lo hace con esos productos derivados del cerdo, llamados jamones, tenemos garantizada una buena razón para estar seguros e incluso poder volver de nuevo. Vuelvo a dar las gracias, ya que no estuve en la jornada inicial, a nuestros hermanos de Sevilla por haber propuesto celebrar estas jornadas en Aracena. Haberlas preparado, y habernos recibido y acogido con tanta hospitalidad.
También Joan tuvo un recuerdo de aquellas personas deGruta de las Maravillas, la comida en el restaurante La Serrana, y la visita al Museo del Jamón.
Por la tarde a las 6 comienza la parte más reflexiva de las Jornadas, cuyo lema ha sido: Hoy ser Buen Samaritano: Ver, detenerse y actuar.
Ver
El P. Dionisio Manso se encargó de desarrollar el contenido del verbo VER. En primer lugar comentó algunas miradas de Jesús, centrándose en las miradas de Jesús a las personas y las miradas de Jesús al Templo. En la primera mirada se conmueve, ama, acepta o libera. En el segundo caso llora y se lamenta.
Después pasa a comentarnos la parábola y las diferentes actitudes de sus protagonistas, desde al primero que pasa hasta el Samaritano.
Aquí ver significa prepararse para acercarse de puntillas al que pide ayuda, poniéndose en el papel de discípulo y no de maestro. Esto exige
- Cultivar una mente y un corazón sensible
- Capacidad para discernir quién necesita una sonrisa acogedora, quién una caricia o un gesto de afecto, quién necesita una diálogo liberador y quién el silencio.
- Saber escuchar, y como primera forma de escucha el arte de la observación.
Nos dejó para la reflexión una serie de pautas de qué vemos alrededor del enfermo y cómo vemos a la persona.
Actuar
El sábado por la mañana nos ilumina el P. Francisco Álvarez sobre el verbo ACTUAR. Para ir entrando en el tema nos lee la parte central de la parábola. Comienza identificando al protagonista, que no es otro que Jesús encarnado.
Dos palabras clave destacan en ella y son el cuidado y la alianza. Cuando habla de cuidar se refirió a ocuparse de lo importante y de poner todo a disposición del herido y a favor de él. Es ir más allá de lo mínimo e imprescindible y seguir ocupándose aún sin estar.
Actuar quiere decir garantizar la continuidad de presencia y cercanía. Cuanto más intenso es el sufrimiento físico o la vulnerabilidad psicológica de una persona, mayor es su necesidad de solidaridad humana.
El posadero se fía y colabora con el samaritano. Otro gesto anticipatorio que consiste en “trabajar juntos para servir mejor al que lo necesita”. El samaritano implica a otros en el proyecto de cuidar y asistir. Establece una alianza solidaria.
Hoy día la figura del posadero ha sido remplazada por todas aquellas personas comprometidas dentro y fuera de la Iglesia que viven convocados, vinculados, enviados y disponibles.
La posada está representada por hospitales, casas de acogida, dispensarios, residencias, etc.
Detenerse
Por la tarde el P. Jesús Zurbano se detuvo, valga la redundancia, en el verbo detenerse. En primer lugar se detuvo en explicar los diferentes significados de la palabra para pasar después a desarrollar lo nuclear y fundamental de la parábola en la actitud de detenerse. Tendrá que ver con conmoverse, con actuar misericordiosamente, dejándose atrapar por el dolor y la miseria de los demás.
Detenerse nos sigue diciendo, requiere una actitud de disponibilidad para estar con los otros, allí donde son débiles, vulnerables, solitarios, rotos. Nos hace un paralelismo con Jesús. Su actitud de detenerse le hizo asumir nuestras pobrezas, nuestras heridas y nuestras lejanías de Dios. Él no nos curará con aceite y vivo, lo hace con él mismo, muriendo en la Cruz y nos venda con la reconciliación. Nos enseñó con su vida, sus hechos, su compromiso de la liberación y sanación del ser humano. Esos es detenerse.