Celebramos la XI Jornada de Voluntariado en el Centro San Camilo
En el marco del Año de la Ternura, el Centro San Camilo conmemoró el Día Internacional del Voluntariado con su undécima Jornada de Voluntariado, una cita que destacó el papel transformador de las personas voluntarias en la misión de humanizar el cuidado. En este encuentro, marcado por el agradecimiento y la reflexión, el Superior Provincial, José Carlos Bermejo, subrayó: “Sin voluntariado no existiría la humanización”.
En su intervención, Bermejo recordó que el voluntariado no es solo una actividad, sino una forma de vida: “Es un modo de ser ciudadano, de buscar la singularidad y de honrar la identidad de nuestro Centro, siguiendo a Jesús”. Coincidiendo con el primer Domingo de Adviento, animó a los voluntarios a “ser luz para los que sufren” e integrar herramientas innovadoras como la inteligencia artificial en el acompañamiento: “Dejémonos ayudar por ella”.
Con vistas al próximo Año de la Esperanza, Bermejo instó a los asistentes a centrar sus acciones en este valor fundamental, especialmente en contextos como el duelo y el final de la vida, destacando: “La esperanza es ancla”.
La jornada comenzó con una Eucaristía que incluyó un gesto simbólico: dos voluntarias decoraron el árbol de Navidad, un recordatorio de que “ser voluntario es ser profundamente humano, llevar amor donde habita el dolor y encontrar sentido más allá del materialismo”.
El evento continuó con una conferencia a cargo de Rosa Mª Belda, profesora del Centro de Humanización de la Salud y coordinadora del Centro de Escucha de Ciudad Real. Desde su experiencia, reflexionó sobre los valores, la virtud y la ética que impulsan al voluntariado. Subrayó cómo los valores personales, alineados con la misión del Centro, crean una cultura de solidaridad y responsabilidad social que trasciende lo individual.
Francisco Javier Rodríguez, responsable de Recursos Humanos, destacó el papel insustituible del voluntariado: “Gracias por lo que hacéis. Mientras haya personas como vosotras, habrá esperanza”.
En el contexto del Año de la Ternura, esta jornada reafirmó que el voluntariado no solo transforma vidas, sino que sostiene el espíritu de iniciativas como los Centros de Escucha San Camilo. Ser voluntario implica trascender lo cotidiano para convertirse en agentes de cambio, portadores de esperanza y constructores de una cultura basada en el amor y el servicio. La jornada concluyó con un almuerzo de confraternización, en el que la bendición de la mesa y el himno de San Camilo sellaron este momento de comunión y agradecimiento compartido. El voluntariado es una semilla de ternura que germina en cada acción solidaria.