Actualidad


24/05/24

Celebración del Nacimiento de San Camilo y la Fiesta de los Mártires de la Caridad

El 25 de mayo, la Orden de los Ministros de los Enfermos se une para conmemorar dos eventos significativos: el nacimiento de San Camilo de Lelis y la Fiesta de los Mártires de la Caridad. Con profundo respeto y gratitud, recordamos a nuestro fundador y a los valientes religiosos que sacrificaron sus vidas en servicio a los enfermos.

A lo largo de los siglos, más de 300 religiosos camilos han perdido la vida asistiendo a personas afectadas por enfermedades gravemente infecciosas. Desde los tiempos de San Camilo hasta el siglo XX, su sacrificio ha sido un testimonio conmovedor de amor y compasión. En 1994, la Consulta General de la Orden instituyó esta fiesta para honrar a los Religiosos Camilos Mártires. Además, celebramos el nacimiento de San Camilo, ocurrido el 25 de mayo de 1550 en Buquiánico, Italia. En esta ocasión especial, compartimos el mensaje del Superior General y su consulta, así como un video de saludo del Superior Provincial de España, el Hno. José Carlos Bermejo. Esta doble celebración nos inspira a continuar con nuestra misión de servicio y cuidado a los más necesitados, siguiendo el ejemplo de San Camilo y los Mártires de la Caridad.

25 de mayo: Aniversario del nacimiento de San Camilo y Día de los religiosos camilos mártires de la caridad

Queridos hermanos, ¡Paz y alegría en el Señor Resucitado! El tiempo pascual que estamos viviendo nos recuerda que Jesús ha vencido a la muerte. Esta buena nueva que ha revolucionado el mundo y nos regala la esperanza de la vida eterna, nos transforma de tal manera que toda nuestra experiencia se convierte en una experiencia pascual para la alabanza y la gloria de nuestro Señor Jesús resucitado.

Nuestro ministerio camiliano es también expresión de la experiencia pascual: cuando el dolor y el sufrimiento abundan, nos convertimos en fieles compañeros de viaje y humildes testigos de la esperanza. Fortalecidos por nuestro cuarto voto, "servir a los enfermos incluso con peligro de la vida", hacemos todo lo posible por abrir el corazón de hombres y mujeres a la luz pascual. Nuestro Instituto es, como dijo San Camilo, una fundación "muy necesaria para el cristianismo, muy conforme al santo Evangelio y a la doctrina de Cristo nuestro Señor; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, subraya esta misión también con el ejemplo de su santísima vida dedicada a cuidar a los enfermos y sanar toda clase de enfermedades" (Carta Testamento).

Por lo tanto, bienaventurado quien consuma su vida en este santo servicio. No es un mérito nuestro, sino pura gracia que ha fascinado antes que a nosotros a tantos de nuestros predecesores que conmemoramos cada 25 de mayo como mártires de la caridad. De hecho, el carisma que la Iglesia reconoció en San Camilo y que profesamos con ese voto especial, lleva consigo esa gracia especial de asistir al prójimo que sufre hasta dar la propia vida.

Desde el inicio de nuestra historia, Camilo y sus compañeros se han distinguido no solo por servir a los enfermos, sino sobre todo por servirlos en circunstancias difíciles y prohibitivas como en las pestes. Con gran valentía, muchos de ellos perdieron la vida llevando a cabo ese cuarto voto. A lo largo de la historia que nos ha sido transmitida, los camilos, en la Iglesia y en el mundo, siempre han honrado ese "talento tan precioso que nuestro Señor ha puesto en nuestras manos" y que también nosotros profesamos y vivimos como uno de los tesoros más importantes de nuestra Orden.

Debe ser custodiado y transmitido con los enriquecimientos necesarios específicos de nuestro tiempo, así como también lo hemos recibido. Esto pertenece a la convicción, la responsabilidad y el generoso testimonio de cada uno de nosotros que, "movidos por el Espíritu y creyendo en el amor de Dios, abrazamos el carisma de misericordia hacia los enfermos", según nuestra fórmula de profesión.

Queridos hermanos, en la celebración anual del nacimiento de nuestro fundador y en la conmemoración de nuestros mártires de la caridad, mi agradecimiento personal y el de toda la Consulta para cada uno de ustedes por su consagración camiliana y por el compromiso diario que asumen para el santo servicio de los enfermos.

A cada uno de ustedes, a los colaboradores laicos y a los jóvenes que continúan abrazando nuestro carisma, San Camilo sigue enviando sus "mil bendiciones". Que su intercesión y la protección de la Virgen María, salud de los enfermos, sostengan en ustedes la fuerza y la alegría de ser simple y convincentemente religiosos camilos