Mensaje del papa Francisco para la cuaresma
Comienza el tiempo de cuaresma, un tiempo de Gracia en el que se nos llama a vivir con más hondura y reflexionar sobre nuestra fe, convertíos y creed en el Evangelio; sigue siendo el centro de este tiempo de cuaresma.
El papa comienza recordándonos el texto de la Transfiguración de Jesús, como recordatorio de que en nuestra vida diaria aún rutinaria podemos "elevarnos" a un monte alto desde el que ver la vida. Igual que en la vida diaria, el cuidado rutinario de los enfermos puede ser esta experiencia que por dolorosa, larga y desgastante nos aleje de nuestra fe. En el mensaje nos anima a tener la voluntad esperanzada de emprender este camino de seguimiento de Jesús aún en la dificultad.
También nos anima a vivir este tiempo en comunidad, haciendo un camino de identidad eclesial, de sinodalidad. Desde la comunidad debemos caminar hacia los más frágiles, enfermos, pero también a los que están cuidando o han sufrido la pérdida de un ser querido. Es con ellos, los que tenemos que ser testigos de la fe. En esa peregrinación para "caminar con" podemos tomar profunda conciencia de "nuestra misión al servicio del reino".
El papa llama también la atención sobre la clave de la escucha, como mandato de Dios a los discípulos en el Tabor. El ejercicio de Escuchar al que sufre, al que se siente solo, al que no sabe lidiar con el dolor es uno de los terrenos sagrados que nos invita a habitar el papa esta cuaresma. En clave camiliana escuchar al enfermo, al que sufre es escuchar a Jesús y es ser Cristo para él. Podemos ser instrumento para la construcción del Reino si profundizamos en el misterio de este vínculo fruto del dolor y del encuentro sanante.
Podemos llegar a esta escucha siguiendo el segundo acento del mensaje del papa, levantándonos, no teniendo miedo, los miedos que nos hacen mirar hacia abajo y no ver a los que sufren para emprender este camino. Una religiosidad vacía, la búsqueda única del poder por el poder en los distintos ámbitos, la indiferencia con los que sufren, etc. Este es el reto y el peregrinaje que nos puede hacer llegar a la Pascua.