"La semilla de mostaza se ha convertido en un gran árbol y las aves del cielo se refugian en su sombra" (Mc 4, 30-32)
El pasado 4 de marzo se celebró la llegada de los primeros religiosos camilos a Benin, una historia de trabajo y esfuerzo de los misioneros italianos de la Provincia Sículo Napolitana que apostaron por llevar la semilla de la caridad y el espíritu de San camilo en esta tierra Africana. Esta semilla se ha trasformado en un gran árbol, el sueño de los primeros misioneros se ha hecho realidad. Durante estos años la misión ha crecido considerablemente gracias al entusiasmo y el compromiso de los religiosos locales.
La Viceprovincia de Benín apoya las misiones y el ministerio en Republica Centro Africana y en Costa de Marfil. En estos últimos años se ha abierto un convenio de colaboración con la Provincia de España y en estos momentos cuatro religiosos sacerdotes colaboran con la labor ministerial en las comunidades de Sevilla, Barcelona y San Pere de Ribes.
Compartimos la carta del Superior de la Provincia Sículo-napolitana, Padre Rosario Maurielloa, con motivo de estos 45 años de presencia en este país del continente africano.
Queridos hermanos,
Junto con el profeta David, decimos: "Te doy gracias, Señor, con todo el corazón" (Sal 138: 1a). Damos gracias a Dios porque la semilla de mostaza se ha convertido en un gran árbol y las aves del cielo se refugian en su sombra (Mc 4, 30-32). Se trataba de una aventura que el Espíritu impulsaba, cuando nació en la mente de los promotores del ideal misionero padre Fulvio Barca, padre Antonio Busiello, el padre Vincenzo Di Blasi de ir a África. Este sueño que en un primer momento parecía irrealizable por no contar con los medios, se puedo llevar a cabo gracias a la solicitud que en esos días realizo Monseñor Adimou, quería que los hijos de San Camilo ejercieran su carisma para el beneficio de los más pobres y abandonados del país, el pueblo de Lago Nokoué.
Así el 4 de marzo de 1973 con el envío de los primeros tres misioneros italianos de los religiosos Camilos: Padre Gino Cisternino, el padre Vincenzo Di Blasi y el hermano Antonio Pintabona, ese sueño se hacía realidad. Los religiosos de la Provincia Siculo-Napolitana llegan a Benin, “la tierra roja”… las chozas de barro y paja… calor, mucho calor, los hombres en fiesta bajo los árboles beben vino de palma. Mujeres y niños a lo largo de las calles, con grandes canastas en la cabeza que venden plátanos y mandioca.
Al llegar al país, en sus ojos no se presentó el rostro de África, con vistas mágicas al atardecer y animales raros, sino el encanto brutal de la vida en el "arbusto" (sabana Benin), el Fon, pintoresco dialecto del Atlántico, territorio hostil: una franja de terreno, de solo 200 kilómetros de ancho, que se extiende desde el Atlántico hacia el interior por 800 kilómetros. Poco a poco el espíritu del Señor construía y modelaba con los ritmos y las estaciones sus maravillas y con la llegada de nuevas fuerzas: Padre Antonio Busiello, el Dr. Ezio Stefano, Nunziatina Romano, Don Paolo Urso, ahora obispo emérito de la Diócesis de Ragusa, comenzó en el corazón de Benin, en la sabana de África Occidental, un centro de salud que ofrece todo tipo de apoyo a los habitantes de la región de Zinvié y las áreas circundantes. Es el Hospital "La Croix", un proyecto fundado por el padre Antonio Busiello en 1976, el padre comúnmente llamado "antena salvaje".
El hospital surgía en medio de un bosque denso, entonces, con una implantación: 4 pabellones, todos iguales, de una sola planta, dispuestos de una manera tal como para tener el pasillo central que actuaba como una columna vertebral y situado a una distancia de los pabellones se creaban dos grandes jardines. El Hospital se abrió el 5 de mayo, 1980, previamente habían llegado para reforzar la actividad misionera el padre Paolo Calderaro, durante dos años, el padre Fulvio Barca, puente entre África e Italia, el Padre Francesco Mazzarella, un pilar para la misión.
Después de tantas adversidades e impedimentos, comenzó la construcción de la Casa de Formación de Ségbanou, ciudad más cercana al Seminario Mayor de Saint Gall en Ouidah. "Abrir una casa de formación significa pensar en el futuro del hombre y ofrecerle esperanza, sentar las bases de una nueva escuela de caridad para el mundo de la salud".
Los primeros frutos llegaron el 19 de septiembre de 1999 con los padres Raoul Ayiou, Marius Yabi y Huber Goudjinou. Desde entonces, la misión que parecía imposible se ha convertido en un inmenso árbol y las palabras de San Camilo, esa pequeña planta, hoy es una realidad, donde los jóvenes se comprometen, cada vez más, para llevar a cabo el trabajo que los misioneros italianos habían comenzado. Han pasado 45 años desde ese distante 4 de marzo de 1973, ese pequeño grupo de religiosos se ha vuelto grande y por eso junto elevamos nuestra acción de gracias al Señor
Gracias a los primeros misioneros que animados por el espíritu de caridad, han dado los mejores años de su vida religiosa y sacerdotal a la tierra que se lleva dentro del alma, porque esta tierra roja, maravillosa, te hace sentir como si te perteneciera, se queda adentro como en un río que corre hinchado con agua.
Gracias a los religiosos de la Viceprovincia por los grandes sentimientos que viven y el entusiasmo de "ser misioneros" siguiendo el ejemplo de los fundadores. Gracias por la sonrisa que brindan y como siempre digo "Sois la gente de la alegría y la memoria agradecida".
Pero, sobre todo, mi agradecimiento al poder del Espíritu Santo que con gemidos inexpresables siempre crea cosas nuevas y prepara los corazones de cada uno de nosotros, tanto de la Provincia Madre como de la Viceprovincia en la gran fiesta en septiembre de la transición a la Provincia de Benin-Togo.
Con los sentimientos de gran alegría y esperanza segura, invoco al Espíritu Santo en toda la tierra de África, deseando después de estos 45 años de vida, una larga y perenne liturgia de alabanza. Os abrazo fraternalmente y os pido vuestra bendición y oración.
Padre Rosario Mauriello
Superior Provincial