Pronto se cumplirán los 400 años de la muerte de S. Camilo, fundador de la Orden de los religiosos camilos. Queda lejos aquel 14 de julio de 1614. Sin embargo, cuando miramos hacia él nos damos cuenta de que S. Camilo recortó distancias. Es decir, tal vez sea tan de hoy como de ayer.
Entrevistamos al P. Francisco Álvarez, provincial de los religiosos camilos de España y Argentina que nos hable de su mensaje.
P. Tengo la sensación de que a vosotros, los camilos, os resulta fácil hablar de S. Camilo… R. Por varias razones. Porque lo conocemos, lo amamos y nos sentimos orgullosos de él. Pero, tanto o más, porque en relación con él no hay que “inventar” nada (valga la expresión) ni dar laboriosas explicaciones. A Camilo, como a todos los grandes servidores de los pobres y enfermos, resulta mucho más fácil entenderlo y admirarlo que imitarlo. Ellos son la versión más hermosa y comprensible del Evangelio. P. Sabemos que S. Camilo, además de ser lo que podríamos llamar un héroe de la caridad, fue también un innovador. R. Claro, porque el amor, cuando es genuino y gratuito, también es creativo. Rompedor de esquemas. Conecta con lo más inmediato de la persona y con sus necesidades más profundas e íntimas. Me alegra especialmente comprobar que quienes, por ejemplo, hoy en día hablan de humanización de la asistencia y de alianzas terapéuticas, están diciendo o buscando “algo” que Camilo hizo y promovió entonces.
P. Esto se concreta, por ejemplo, en… R. En aquellos tiempos, como ahora, la humanización de la asistencia la tradujo en dignificar la profesión sanitaria (muchos eran auténticos “mercenarios), en realizar el servicio como una auténtica obra de arte, en atender al enfermo en su totalidad (comenzando, no por la confesión de los pecados, sino por una buena higienización al ingreso en el hospital), en extremar la delicadeza en el trato… “Más corazón en esa manos”, era una especie de slogan para él. En esto fueron maestros Camilo y sus discípulos.
P. Pero en los tiempos de S. Camilo no se hablaba de “alianzas terapéuticas”. ¿En qué sentido se adelantó a los tiempos también en esto? R. Pues sí, digámoslo con toda sencillez y sin hacer piruetas mentales… Ante todo, concibió el servicio como una tarea o misión comunitaria/colectiva, de equipo, por tanto con sentido de totalidad y, al mismo tiempo, de organización. Luego, y esto fue también novedoso, creó una asociación de voluntariado (tan auténtico como los de ahora), llevó la música al hospital, implicó a los pastores de la Iglesia. Es decir, en el centro de la catolicidad, Camilo propuso y urgió el servicio a los enfermos como misión de toda la Iglesia.
P. Dices que en 2014 se cumplirán 400 años de su muerte. Supongo que tendréis intención de celebrarlo. R. Sí, en toda la Orden con muchas iniciativas. Pero sin ningún tipo de triunfalismo, sin caer en la posible seducción de una publicidad, en definitiva, inútil. Es lógico que queramos honrar a S. Camilo y agradecerle su obra. Pero nos mueve sobre todo el deseo de promover en el mundo de la salud y en la Iglesia los valores que él vivió. También hoy sigue siendo maestro. Su espíritu sigue vivo.
P. Tengo entendido que los Camilos de España estáis programando, entre otras cosas, una publicación biográfica “diferente” titulada “Diez miradas sobre S. Camilo de Lelis”. ¿Es así? R. Sí, será original, porque la figura de Camilo, su obra y sus mensajes serán vistos por 10 personas, cercanas a la Orden, la mayor parte seglares, representantes de varias profesiones, condiciones o “estados” de vida: médico, enfermera, bioeticista, biblista, periodista, obispo, gerente de hospital, discapacitada, creativo, y un joven.
P. Gracias, Francisco.