El P. Santos García Pérez, superior de la comunidad de los religiosos camilos en Valencia y capellán del Hospital de la Fe, celebrará el próximo jueves 28 de junio, las bodas de oro sacerdotales. La celebración será muy sencilla con una Eucaristía a las 11 de la mañana en la capilla del Hospital de La Fe y una comida fraterna en comunidad.
El P. Santos García Pérez, superior de la comunidad de los religiosos camilos en Valencia y capellán del Hospital de la Fe, celebrará el próximo jueves 28 de junio, las bodas de oro sacerdotales. La celebración será muy sencilla con una Eucaristía a las 11 de la mañana en la capilla del Hospital de La Fe y una comida fraterna en comunidad. El P. Santos nos comparte en esta entrevista lo que ha significado para él su vida como religioso camilo, sacerdote y capellán de hospital. A sus 79 años, mantine la ilusión y el celo pastoral del primer día. ¿Qué se siente después de cincuenta años de Sacerdote? Una inmensa alegría y un profundo agradecimiento al Señor, porque, gracias a su infinita misericordia y a pesar de mis debilidades, puedo decirle hoy: “Señor, aquí estoy, intentando cada día cumplir tu voluntad”. ¿Qué recuerdos mantiene del día de su Ordenación? Es un acontecimiento tan emocionante y de tanta trascendencia espiritual, que vas viviendo a lo largo de toda la ceremonia de la Ordenación, que no se puede explicar con palabras. Es para vivirlo. De la nada pasas a ser ALTER CHRISTUS. ¡Qué don y qué responsabilidad! La alegría, a la llegada al convento, de toda la Comunidad, el abrazo fraterno de todos los Profesos y la Misa Solemne al día siguiente es un inolvidable recuerdo para toda la vida. Bilbao, Sevilla, Sant Pere de Ribes y en Valencia casi treinta años… ¿qué significa Valencia para Vd.? He intentado siempre cumplir la voluntad de mis Superiores en los distintos traslados que he tenido a lo largo de estos cincuenta años. Me queda el disgusto de no haber tenido la total disponibilidad para cumplir la voluntad del Superior con la generosidad con que siempre respondí. Tan sólo en un caso me costó aceptar el traslado. Aún lo sigo sintiendo. Valencia no es que tenga ningún significado especial para mí. Es el lugar donde más a gusto me he encontrado y donde mejor he trabajado como Religioso Camilo. Estuve muy unido al Delegado Diocesano de Pastoral de la Salud, ya fallecido. Formamos un equipo que dio un gran impulso a la Pastoral de la Salud, con trabajadores sanitarios en el Hospital “La Fe”. Un equipo de sesenta personas, entre enfermeras y algunos médicos, con reuniones mensuales. Eran otros tiempos. Me sentí muy feliz y muy realizado como Capellán y como Religioso Camilo. También me sentí muy querido por todos, en el Hospital y en el Obispado. Con 78 años y “a pie de cama” con los enfermos, “nuestros amos y señores”, como repetía San Camilo. Pues sí. Algo que nunca agradeceré al Señor como Él se merece. Intento cada día ser testigo del amor misericordioso del Señor para con los enfermos y sus familiares. Y, como nos dice San Camilo, poniendo “todo el corazón en las manos” con afecto, con cariño, con una sonrisa, un apretón de manos y, a veces, también con algunas lágrimas. Toda una vida al servicio de los enfermos. ¿Cuánto han cambiado las cosas en la atención espiritual a los enfermos? Mucho ha cambiado el desarrollo de la atención espiritual a los enfermos. Actualmente vivimos en un mundo materialista, poco o nada practicantes de los valores espirituales, y con estas personas es con las que nos encontramos en los hospitales. Todo esto es motivo para estar alerta y dejarse ver por las plantas de hospitalización. Es importante saludar a los enfermos y a sus familiares. Siempre hay alguna enfermera que colabora con el capellán en esta labor. Actualmente estamos comprometidos en la formación de un Voluntariado que dependa de la Capellanía y que, sin duda, será de una gran ayuda para el Servicio Religioso. Después de tantos años, ¿qué retos tiene la Iglesia en la Pastoral de la Salud? Dadas las características negativas de nuestro tiempo, como la secularización, deshumanización y agnosticismo, la Iglesia tiene un gran reto, o mejor, un gran compromiso en el mundo de la salud: hacer presente el amor misericordioso del Señor para con los enfermos. Habrá que implicar a toda la Iglesia, comenzando por los seminaristas. Habrá que ir sensibilizándoles con una Teología Pastoral sobre el mundo del enfermo, que les ayudará posteriormente en su futura labor parroquial. Es importante la formación de Agentes de Pastoral de la Salud con el fin de animar y coordinar la presencia y acción de la Iglesia en los Hospitales y en las Parroquias. Otra tarea a tener en cuenta es la sensibilización a los médicos para que vean la necesidad de una ayuda integral al enfermo, tanto médica como espiritual. Creo que en todo esto ya se está trabajando bien en las distintas Diócesis. Los Religiosos Camilos hemos sido pioneros en este empeño. Concretamente en Valencia estamos comprometidos en la preparación y formación de Agentes de Pastoral de la Salud con la Delegación Diocesana de la que formamos parte.